El 25 de Agosto de este año el Gobernador de Veracruz, Javier Duarte, escribió en su twitter: "Q patética debe de ser la vida de quien siente q a través de un insulto en el twitter es importante, pobres hay q hacer algo por ellos", y precisamente lo que hizo fue una orden judicial contra dos twitteros, lo que ha provocado una ola de manifestaciones contra un gobierno que ve mermada su legitimidad, lo que le lleva a pensar en la disminución preocupante de gobernabilidad.
Allende de las causas legales y sociales, de las fobias y filias hacia los encerrados, como escribió Ciro Gómez Leyva en su columna, el acto de estos twitteros "No es terrorismo: en todo caso, es irresponsabilidad", pero la causa radica en la disparidad de la información oficial y los actos reales observados y escuchados por una sociedad encontrada bajo el manto del temor, el miedo y la paranoia, siendo estos tres adjetivos una conclusión de la situación de inseguridad presentada en el País.
La crítica no es precisamente hacia un hombre, sino al acto como tal, decía Buda que es mejor pensar cómo castigar el acto más que cómo humillar al que lo cometía. Curiosamente el gobernador Duarte ha sido blanco de críticas, adjetivos y demás premisas que bien pueden ser, analógicamente hablando, las oraciones de las protestas anti dictatoriales.
Cabe resaltar que el proceso que se realiza en contra de los twitteros de Veracruz ha encontrado fundamentos legales, lo que implica una razón jurídica de parte del gobierno, pero precisamente existía, siempre, una razón jurídica en los asesinatos a Judíos en la Alemania de Hitler, o los encierros en la era de Pinochet. No podemos, como ciudadanos, y en su caso como gobernantes, permitir el uso de la ley para dar ejemplos de fortaleza.
También es cierto que no se debe permitir una psicosis y un desorden social, pero recalco, está fue consecuencia del ambiente, sólo se necesitaba la última gota del vaso.
Lo único que hace ruido en este lector es el caso de que la twittera involucrada en este caso resultara ser una ex trabajadora del gobierno anterior inmediato al de Duarte. Coincidencia o humo que esconde realidades.



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